Mucho se ha hablado de los beneficios de la actividad física sobre la sexualidad y no quedan dudas de que una sexualidad sana requiere de un cuerpo y una mente saludables.
Conocer nuestro cuerpo es fundamental para poder disfrutarlo y el yoga es una disciplina milenaria que no sólo involucra a nuestro cuerpo físico, sino que entiende al ser humano como una unidad entre mente, cuerpo y emociones.
El sexo es uno de los caminos a través de los cuales los occidentales se acercan a la sensación de unidad. El buen sexo une. No sólo nos funde con el otro haciéndonos sentir uno solo, sino que, también, con cada aspecto de nosotros mismos.
Pero el sexo va más allá, y cuando se experimenta con libertad, se puede vivir como un estado de meditación. La mejor manera de comprender por qué el sexo tiene tantos puntos en común con la meditación es observando la sensación de que el tiempo se detiene cuando disfrutamos de un encuentro sexual.
Estudios científicos
Lori Brotto es una psicóloga canadiense, miembro de la Academia Internacional de Investigación Sexual, que desde hace años investiga los efectos del yoga y la meditación sobre la sexualidad. En una de sus investigaciones llegó a la conclusión de que a través de la meditación la mayoría de las mujeres lograban mejoras significativas en su lubricación y en la percepción subjetiva del deseo sexual.
En otra investigación con mujeres operadas de cáncer cervical, que tenían dificultades sexuales observó que, cuando la respuesta sexual estaba disminuida pero no eliminada, la meditación podría amplificarla.
Otros estudios interesantes se realizaron en la India durante el 2010 por la revista The Journal of Sexual Medicine. El primero se llevó a cabo con 65 hombres que estaban empezando a practicar yoga y la conclusión fue que incrementaron su deseo sexual, mejoraron la erección, el control eyaculatorio, la confianza y la satisfacción post coito.
El otro estudio se realizó con 40 mujeres que también comenzaban a practicar yoga y la conclusión fue que, a través de la práctica, mejoraron su sexualidad en sentido amplio, aumentando el deseo, la lubricación, disminuyendo los dolores, alcanzando orgasmos más intensos y mayor satisfacción.
En el consultorio sexual se reciben a diario diferentes consultas y comentarios sobre este tema. Muchas personas cuentan que comenzaron a practicar yoga y que no sólo contribuyó a que los avances de la terapia sexual se aceleren, sino que también los ayudó a enriquecer la sexualidad en todos sus aspectos.
El yoga no sólo involucra trabajo muscular: también ayuda a normalizar todas las funciones del organismo y se puede observar una disminución de los niveles de estrés y un incremento en la actividad de las glándulas sexuales. Esta es la principal ventaja de la práctica del yoga sobre la sexualidad.
El yoga es una herramienta que no sólo ayuda a resolver problemas sexuales sino que también puede ayudar a enriquecer la sexualidad, porque la salud sexual no tiene que ver sólo con la ausencia de enfermedad sino con la posibilidad de poder disfrutar. Esto está comprobado por diferentes investigaciones y por las mismas personas que lo practican.
Al igual que el sexo, tiene una parte que es física, que tiene que ver con posiciones y trabajo muscular, y otras mucho más profundas que vale la pena explorar y descubrir.
Las asanas, o ejercicios físicos, con prácticas de respiración y meditación, convierten al yoga en una poderosa arma para mejorar la sexualidad.
Estas son algunas de las asanas que favorecen la respuesta sexual:
Mariposa
1. Sentarse con la espalda derecha y doblar las piernas uniendo las plantas de los pies, en forma de cuenco o con las almohadillas juntas.
2. Dejar que las rodillas caigan hacia los lados y llevar los muslos en rotación interna.
3. Acercar los talones hacia la pelvis manteniendo la parte exterior de los pies en el suelo y, si se puede, sujetar los pies con las manos.
Esta postura sirve para relajar las piernas y al mismo tiempo estimula los órganos sexuales, y al abrir la cadera ayuda a liberar la energía sexual acumulada.
Pinza
1. Sentarse con las piernas extendidas, los pies juntos y la espalda derecha.
2. Inhalar levantando ambos brazos.
3. Exhalar inclinando el tronco hacia adelante llevando las manos hacia los pies.
Esta postura estimula las glándulas sexuales y se la considera una de las posiciones que ayudan a mantener la salud y la juventud.
El puente
1. Recostarse boca arriba.
2. Apoyar las plantas de los pies en el suelo, cerca de los glúteos y en la línea de los hombros.
3. Inhalando, empujar con los pies contra el suelo elevando las caderas.
4. Exhalando, volver a apoyar la espalda en el piso vertebra a vértebra.
Esta posición ayuda a fortalecer y tonificar los músculos del suelo pélvico, mejorando en el caso de las mujeres la lubricación vaginal, el nivel de excitación, lubricación y calidad de los orgasmos. En cuanto a los hombres, favorece el control eyaculatorio y la erección.
Postura del niño
1. Arrodillarse en el suelo y sentarse sobre los talones.
2. Separar las rodillas y, exhalando, inclinarse hacia adelante hasta que le torso quede sobre los muslos.
3. Apoyar los antebrazos en el piso a los costados del torso y colocar las manos hacia arriba.
Es una postura que ayuda a relajarse y conectarse con uno mismo, y ya sabemos que para conectarse con el otro primero hay que poder conectarse con uno mismo.
* Patricio Gómez Di Leva, docente de la Cátedra Libre de Sexualidad y Salud Reproductiva de la Facultad de Medicina de la UBA y Sexólogo del Departamento de Educación Sexual de Prime Argentina.
0 comentarios:
Publicar un comentario